La entrada lo decía todo: Club Atlético Excursionistas. El acceso con techo a dos aguas era su presentación. Todo parecía igual a la última vez que había estado allí. Se jugaba una final. El equipo local enfrentaba a Defensores de Belgrano, clásico rival del conjunto villero. El presidente anfitrión, Armando Mainoli, estaba presente. Era un hincha más.
Tiene una meta difícil, maneja a un club con pocos recursos que año a año intenta mantener su categoría. Ayer estaba distendido, sonriente. Saludaba a los aficionados que se acercaban y agradecían su esfuerzo. La cancha estaba repleta. El olor a choripan que venía desde la calle se impregnaba en la ropa. La tribuna parecía venirse abajo, todos con cornetas y bombos. Incluso, algunos tenían la cara pintada de verde y blanco, como la camiseta de sus amores. Era una fiesta en el barrio de Belgrano. Cuando los equipos salieron a jugar, mi reloj marcaba las 15:00hs. Era un sábado a pleno sol que daba sobre la tribuna visitante y hacia transpirar a los hinchas. Mientras tanto, miraba asombrado los palos de iluminación recién pintados. Aunque las tribunas no. El alambrado parejo como una jaula y el verde césped desparejo como siempre. Parecía una calle de la Capital Federal. Había pozos por todos lados. Inclusive las líneas de cal parecían no estar.
El partido no empezaba. Entonces me fijé cuál era el impedimento de su inicio. Me di cuenta que un hincha estaba subido al alambrado. Con una bandera que decía: “Un amor desde el 1 de febrero de 1910”, que es la fecha de fundación del club.
Se bajo y el árbitro pito el inicio. Iban 30 minutos del primer tiempo y todavía no se había gritado ni un solo gol. Aunque el local dominaba. La primera parte finalizó con empate en el marcador. Los jugadores parecían resignados a sufrir hasta el final. Se iban lentamente, con cansancio y sudor en la frente. En el entretiempo me comí un paty mientras charlaba con René Houseman, hincha y ex jugador. Me confesó, con los ojos llenos de lágrimas, que tiene un sueño: ser presidente de Excursionistas.
Me estaba acomodando en el asiento de la platea cuando comenzó el segundo tiempo. El tramo final del partido. Fue muy parejo, pero a los 17 minutos, Defe hizo el primer gol. Su autor fue Luciano Koch. Excursionistas, pese a ir perdiendo, intentó quebrar el marcador con jugadas muy ofensivas, pero no pudo. Perdieron la final. El equipo que había ingresado con los aplausos de la gloria, se retiraba con los silbidos de una derrota que nadie quería.
Tiene una meta difícil, maneja a un club con pocos recursos que año a año intenta mantener su categoría. Ayer estaba distendido, sonriente. Saludaba a los aficionados que se acercaban y agradecían su esfuerzo. La cancha estaba repleta. El olor a choripan que venía desde la calle se impregnaba en la ropa. La tribuna parecía venirse abajo, todos con cornetas y bombos. Incluso, algunos tenían la cara pintada de verde y blanco, como la camiseta de sus amores. Era una fiesta en el barrio de Belgrano. Cuando los equipos salieron a jugar, mi reloj marcaba las 15:00hs. Era un sábado a pleno sol que daba sobre la tribuna visitante y hacia transpirar a los hinchas. Mientras tanto, miraba asombrado los palos de iluminación recién pintados. Aunque las tribunas no. El alambrado parejo como una jaula y el verde césped desparejo como siempre. Parecía una calle de la Capital Federal. Había pozos por todos lados. Inclusive las líneas de cal parecían no estar.
El partido no empezaba. Entonces me fijé cuál era el impedimento de su inicio. Me di cuenta que un hincha estaba subido al alambrado. Con una bandera que decía: “Un amor desde el 1 de febrero de 1910”, que es la fecha de fundación del club.
Se bajo y el árbitro pito el inicio. Iban 30 minutos del primer tiempo y todavía no se había gritado ni un solo gol. Aunque el local dominaba. La primera parte finalizó con empate en el marcador. Los jugadores parecían resignados a sufrir hasta el final. Se iban lentamente, con cansancio y sudor en la frente. En el entretiempo me comí un paty mientras charlaba con René Houseman, hincha y ex jugador. Me confesó, con los ojos llenos de lágrimas, que tiene un sueño: ser presidente de Excursionistas.
Me estaba acomodando en el asiento de la platea cuando comenzó el segundo tiempo. El tramo final del partido. Fue muy parejo, pero a los 17 minutos, Defe hizo el primer gol. Su autor fue Luciano Koch. Excursionistas, pese a ir perdiendo, intentó quebrar el marcador con jugadas muy ofensivas, pero no pudo. Perdieron la final. El equipo que había ingresado con los aplausos de la gloria, se retiraba con los silbidos de una derrota que nadie quería.
Gastón Sosa.
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