jueves, 13 de diciembre de 2012

La violencia campeona de la Copa Sudamericana 2012

En el país donde se realizará la Copa del Mundo de fútbol en el 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016, se intentó jugar la final de la Copa Sudamericana. Ayer en Brasil, se enfrentaron Sao Paulo y Tigre. Fue un partido en el cual el conjunto brasilero tuvo más la pelota y tomó las riendas del encuentro durante todo el primer tiempo, pero que terminó con un final triste. La primera parte y el cotejo culminó 2-0. Con goles de Lucas, que jugó de manera excepcional y terminó llevándose el premio a mejor jugador de la final, y Osvaldo.

Toda la pasión que se había desarrollado durante los primeros 45 minutos, terminó con una barbarie en el vestuario del equipo argentino. Cuando los jugadores de Tigre se dirigían a su descanso para organizar el equipo e intentar jugar un segundo tiempo mejor, en la puerta de los camarines esperaban los violentos de la seguridad de Sao Paulo. Ellos tomaron a golpes a los jugadores de Victoria e incluso al arquero Damián Albil le pegaron un culatazo con un revolver y lo amenazaron con el mismo elemento. Todo fue desconcierto durante esos minutos de agresión brasilera. La sangre de la puerta del vestuario dejaba entrever que algo había pasado. Además de todo lo que ya había ocurrido en la previa del encuentro, al momento en el que llegaban a la cancha, luego de que los pasearan durante una hora y media por toda la ciudad, los recibieron con pedradas hacia el micro. Las consecuencias de tanta incrédula desorganización dio como resultado que a Martín Galmarini le tuvieran que dar un punto en su brazo producto de un corte, un ayudante del cuerpo técnico fue cortado en su rostro y cuatro jugadores más fueron dañados en sus cuerpos y pómulos.

“Había 15 tipos preparados para pelear”, dijo el DT “Pipo” Néstor Gorosito. Sin embargo, para el árbitro chileno, Enrique Ossés, que bajo tres veces al vestuario visitante para lograr convencer a los jugadores de Tigre para que siguiera el encuentro, no pasó nada. Es más, él mismo le dijo a los futbolistas del club de Victoria que el partido se iba a suspender, pero no que iba a terminar. Según el juez las condiciones estaban dadas para afrontar la segunda parte, pero no. Nada estaba predispuesto para que siguiera en encuentro. La decisión de los jugadores de Tigre, de no salir a jugar estaba tomada desde un principio. Según Sergio Massa, “hicieron tiempo” (40 minutos) para que los hinchas del conjunto argentino pudieran irse de la cancha sin sufrir agresiones.

El final de la final nunca llegará porque el segundo tiempo no se completará jamás. Y aunque las manchas de sangre rodiaban el marco de la puerta y los golpes a los jugadores estaban a la vista, el partido siguió. Al no salir Tigre del vestuario, Sao Paulo fue el campeón, un equipo que festejó como si hubiese ganado la Copa del Mundo y ayer no se ganó nada, al contrario, se perdió un espectáculo de fútbol, una vez más en manos de los violentos.



Por Gastón Ezequiel Sosa

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