En el Luna Park, Omar Narváez, venció por nocaut a Jhonny García y retuvo por quinta vez el titulo supermosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Con una previa cargada de emoción por la reciente muerte de su padre, el “Huracán” supo sobrellevar la pelea y golpear fuerte a un mexicano que sorprendió en el inicio.
La pelea estaba programada para realizarse el miércoles pasado, pero la muerte del padre de Narváez (52 Kg. y 37-1-2, 20 KO) obligó a que reprogramara para la noche del sábado. El chubutense subió al cuadrilátero con una vincha que recordaba el nombre de su padre: “Estanislao”. Desde ese momento la noche se prestó a buscar emociones que de seguro, por el nivel del boxeador argentino, iban a llegar. El “Huracán”, que vistió pantalón banco, no encontró su mayor nivel al comienzo, pero con el correr de los minutos se supo reponer y en el 11º round noqueo al mexicano García.
La velada, que fue arbitrada por el juez puertorriqueño Roberto Ramírez, comenzó con una buena defensa del mexicano que medía a Narváez y golpeaba más. En el tercer asalto García (51,150 Kg. y 16-4-1, 8 KO) cayó en la lona por un resbalón pero se levantó con rapidez y lo tuvo a mal traer al argentino que era dueño de escasos golpes y de una desorientación poco vista en su carrera. Sin embargo, Narváez reaccionó a tiempo y en el quinto round apareció con toda su potencia y de allí en delante todo fue para Omar. Con una combinación de golpes normal en él, pudo poner en duda el equilibrio del retador y en la séptima parte se empezó a definir el futuro de la contienda.
La gente comenzó a arengar a Narváez y él arremetió contra García que cayó en la lona y llegó a esperar que el juez contara hasta ocho. Con 14 años más que su rival, lo tuvo a mal traer y demostró su categoría. El argentino buscó puntos claros para golpearlo y el mexicano le pegó un cabezazo que le costó el descuento de un punto por parte de los árbitros. Omar tiró buenos golpes rectos y Jhonny respondió tirando golpes al bulto sin un objetivo claro. Fue así como llegó el undécimo asalto que sería el testigo de la caía del “Laberinto” mexicano.
Narváez empezó a definir el combate. Tiró al contrincante una vez y se levanto, en la segunda ocasión que cayó, con mucha guapeza se incorporó nuevamente, pero García no aguantó la potencia del argentino y en la tercera oportunidad, que besó la lona y no se levantó más. Ramírez decretó el triunfo de Omar Narváez que ya estaba en andas con la vincha puesta nuevamente. En cambio, el mexicano que fue muy peligroso e incomodo a la hora de boxear, estaba sentado en su rincón sufriendo por su derrota. Su rostro, que no estaba dañado, reflejaba la admiración hacia el campeón argentino que una vez más señaló que es uno de los mejores supermosca de la historia del boxeo argentino. El “Huracán” dedicó, justamente, el triunfo al cielo y demostró que cuando pasa deja marcas y hace daño.
Por Gastón Ezequiel Sosa.
Foto: El Sol Digital.
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