viernes, 17 de mayo de 2013

La muerte se llevó a Videla

Foto: Clarín.

Muchos argentinos se fueron a dormir y nunca más volvieron a ver a sus hijos, esposas, esposos, padres o amigos. Anoche él se fue a dormir y hoy murió sin decir una sola palabra de todo lo que hizo y además, tuvo la suerte de no ser secuestrado, torturado, desaparecido o tirado desde un avión al Río de la Plata. Cómo es posible que a nadie se le haya ocurrido, aunque hubiese sido un delito, hacerle pasar, al fallecido Jorge Rafael Videla, todo lo que sufrieron sus víctimas. Quizás porque en este país no hay personas tan malvadas como lo era él. Sólo Ricardo Alfonsín con aquel juicio a sólo dos años de asumir como presidente, y Néstor Kirchner en el instante en el cual le ordenó a Bendini que bajara el cuadro de ese asesino trajeado que todavía buscaba ser ejemplo en el Colegio Militar, lograron provocarle un poco de daño moral al genocida.
Luego de una descompensación que lo llevo a cerrar sus ojos para siempre, Videla murió dormido. Esos mismos ojos, que fueron los testigos de tanta crueldad y de tanta gloria deportiva manchada de sangre, se cerraron y ahora se abrirán en un “más allá”. Dios fue tan bueno con él que se lo llevo mientras descansaba no en paz. Al momento que encontraron su cuerpo, ya estaba sin vida y no había posibilidad de realizar ninguna reanimación. Su mirada que escondía miles de asesinatos, robos de bebes, torturas y demás, seguramente volverán a abrirse pero con otro panorama. Ya no estará más en su celda de Marcos Paz, el ámbito será ardiente y terrorífico, sin antes ser recibido por las más de 30.000 almas que sacó de la tierra con sus ordenes nefastas. Esas mismas almas seguramente lo sujetarán y lo tirarán hacia el infierno en donde la oscuridad y el miedo se apoderarán de su débil cuerpo. Después la eternidad decidirá. La justicia divina sabrá qué hacer con su ser, pero esta vez Videla no podrá pretender organizar un mundial de fútbol para tapar todo. En esta oportunidad no será el poderoso de turno y no tendrá en su poder órdenes perturbadoras y delictivas.
Argentina sigue su rumbo hacia un país cada día más democrático y con libertad de opinión y acción. Sin embargo, todo lo que se cuente de Videla, de ahora en más, será pequeño. Las nuevas generaciones no tendrán dimensión (ya no la tienen) de lo que provocó esta persona en la Argentina. Las historias plasmadas en libros y textos históricos no reflejarán en su totalidad las barbaries que consumó este hombre. Lo que sí quedará por siempre es un NUNCA MÁS y una rara sensación, porque ninguna muerte causa alegría, pero hay algunas que no entristecen.


Por Gastón Ezequiel Sosa.

martes, 14 de mayo de 2013

Un día para festejar por siempre

Ya de purretes comienzan a patear. No importa el objeto, sino el fin, que es concretar aquel gol que los consagra en cualquier patio, de alguna casa, de ese barrió perdido en un recóndito lugar del país. Esos futbolistas, que nacen con el don de hacer gritar goles por doquier, también tienen su día especial para festejar. Se da cada 14 de mayo, en honor a los dos goles convertidos por el jugador Ernesto Grillo, hace 60 años, frente a Inglaterra en el “Monumental”. Ese encuentro fue la primera victoria para la Selección Argentina (3-1)  sobre “los padres del fútbol”. Y aunque “El Pelado” había logrado dos conquistas, en la memoria de los casi 85.000 argentos que estuvieron presentes, sólo quedó el recuerdo del primer gol, que con un ángulo imposible para el disparo, concretó frente a la piadosa mirada del arquero inglés.

Grillo, el hombre que supo debutar en la primera de Independiente, ganar la liga italiana con el AC Milan en 1959 y salir tres veces campeón con Boca Juniors, nunca habrá imaginado que su golazo iba a generar la inmortalidad de un día tan especial para sus futuros colegas. Sin embargo así fue, y esos chicos que entrenan con lluvia, frio o calor, y llegan a la primera del fútbol argentino lo van a festejar de por vida gracias a él.

Porque para el verdadero futbolista la fama y el dinero no son nada sin que un estadio grite su nombre y ni tampoco un lujoso auto se compara a convertirle un gol a su eterno rival. Porque la alegría de Grillo no pasaba por lo material, por más que el ex Presidente Juan Domingo Perón le regaló un Mercedes Benz luego de ganar la Copa América en 1955. Su satisfacción pasaba por entrar a una cancha y que la gente gritara por él, se divirtiera y disfrutara de un triunfo en sus pies. Ernesto podría haber dejado la más valiosa herencia monetaria, aunque no fue así, lo mejor que dejó es que cada futbolista tenga su día y sea feliz por eso. Gracias Grillo, gracias fútbol, gracias nene. Nunca dejes de patear.

Por Gastón Ezequiel Sosa.